Parece ser que el fracaso se ha convertido en un peaje imprescindible asumido para triunfar. Instituciones, consultores, formadores, conferenciantes, etc. no dejan de transmitir «lo bueno que es fracasar» … que antes de conseguir el éxito es necesario fracasar. No nos engañemos ni seamos hipócritas.
¿A quién le gusta fracasar en algo que precisamente ha emprendido para llegar a ser un éxito? El fracaso no es un requisito para triunfar. Es un elemento más que puede aparecer, y seguro que aparecerá, tanto en el proceso de emprender como durante el desarrollo de otras actividades a lo largo de nuestra vida.
SÍ es importante prepararse para saber gestionar y afrontar un «fracaso»; tener el coraje y la actitud necesaria para, si ocurre, aceptarlo como una variable más que puede formar parte o
no de cualquier proyecto de emprendimiento o de la Vida en general… y poder decidir el «rumbo» a seguir.
Sin embargo, otra cosa es concederle al hecho de fracasar, tanto, tantísimo protagonismo, hasta el punto de llegar a asimilarse casi como un objetivo prioritario para emprender,
aprender y experimentar.
¡Vamos a ver!… la meta es triunfar, no fracasar. ¿Es necesario divorciarse una o varias veces para llegar a una relación de pareja «exitosa»? o que ¿el objetivo de un navegante sea «meterse» en la tormenta? Pienso que son circunstancias que pueden ocurrir o no, pero no son necesarias y mucho menos
imprescindibles.
Un buen navegante ha de saber cómo gobernar su embarcación, y si le «pilla» una tormenta ser capaz de «capear» o «correr» el temporal con decisión, determinación, actitud, pericia y CONFIANZA. Pero el objetivo es navegar con las mínimas complicaciones posibles hacia el puerto deseado… y disfrutar de la navegación.
Pues el objetivo cuando emprendemos es similar: triunfar, gozar, facturar, colaborar, aprender, compartir, crecer, etc. y contribuir con nuestro trabajo, productos, servicios y actividades a la
satisfacción, calidad de vida y felicidad de las personas, incluidos nosotros mismos… y disfrutar del proceso.
Seamos positivos, hablemos en positivo, pensemos en positivo, vivamos con Actitud Positiva y Constructiva. Potenciemos la Cultura del Éxito, NO la del fracaso.
La Positividad no consiste en negar o esconderse de lo malo, sino en contemplarlo, aceptarlo,comprenderlo y gestionarlo con entereza, serenidad y actitud positiva. Con actitud negativa no podemos ser creativos y sin ideas creativas los pensamientos se convierten en destructivos. Pero el pensamiento positivo no solo nos sirve para gestionar de forma más «llevadera» las situaciones desfavorables, adversas y desgraciadas. Sobre todo, nos ayuda a potenciar nuestras capacidades y habilidades personales y profesionales, a fortalecer la empatía y la resiliencia, a facilitar relaciones más saludables, a emprender actividades con entusiasmo, a valorar los momentos y gozar de lo que hacemos… y a reforzar la confianza en uno mismo, en los demás y en la Vida.
Soy consciente de que no todo es positivo en el ámbito del emprendimiento, ni en el de la VIDA tampoco, pero SÍ ha de ser positiva nuestra actitud, nuestra forma de gestionar emociones, situaciones, vivencias y experiencias.
Despleguemos las velas y naveguemos por nuestro Mar. Creyendo en lo que hacemos, con seguridad y confianza en nosotros mismo, en los demás y en la Vida. Gobernemos nuestra embarcación y fijemos el rumbo que nos lleve a gozar de la travesía, mientras vamos acercándonos al puerto deseado.
Y si aparece la tormenta, abordémosla con coraje y aprendamos de sus enseñanzas. Pero recordemos con humildad lo aprendido cuando el sol y el viento vuelvan a ser nuestros aliados. Un MAR de oportunidades nos espera. SÍ, con grandes olas que capear, algunas tormentas y temporales. Pero nada podrá tumbarnos si nuestra pasión y persistencia son lo suficienteMENTE poderosas.
Lo importante no es navegar, sino con qué actitud navegamos.
Lo principal no es el tiempo ni la distancia que “navegamos” por la Vida, sino qué aprendemos, cómo evolucionamos y en qué nos transformamos durante la travesía.
Establezcamos y desarrollemos nuestras empresas con pasión, entusiasmo, confianza para triunfar… y si llegan los errores, fallos y fracasos estaremos más preparados para enfrentarnos a estas circunstancias, incluso con mejor disposición para APRENDER de las
mismas.
Pero ¿se aprende de los fracasos? Más nos vale, porque de lo contrario no servirían para nada. Claro que se aprende de los errores, fallos y fracasos. De todo se aprende. Pero mucho más de
los éxitos.
«Según un estudio de la Escuela de Negocios de Harvard, los empresarios que han tenido éxito tienen muchas más posibilidades de volver a triunfar. Sin embargo, aquellos que fallaron la primera vez tienen las mismas expectativas de prosperar que aquellos que van a iniciar su primer negocio».
No hemos de temer a la tormenta. No le tengamos miedo al fracaso, pero tampoco lo «magnifiquemos», y si aparece, que se encuentre con nuestra ACTITUD de ÉXITO para abordarlo. Preparémonos para triunfar, «navegar» y llegar al puerto fijado gozando de la
navegación, y que la «tormenta» sea solo una variable más que puede presentarse o no… pero NO una necesidad.
Saludos de Cᴀᴘɪᴛᴀ́ɴPᴇʀɪ.
«𝑄𝑢𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑏𝑢𝑒𝑛𝑜𝑠 𝑣𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑦 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑠 𝑜𝑠 𝑎𝑐𝑜𝑚𝑝𝑎𝑛̃𝑒𝑛».
Escritor
Javier Periáñez
- | Empresario, Conferenciante y Comunicador Social |
- Autor del libro «Lánzate a la Vida» |
- Presidente de EmprendiTud: Asociación Internacional para el fomento del emprendimiento, el talento y la actitud emprendedora | «Conference Planeta» (Grupo Planeta)
- | Líder Maestro
- Internacional en – Grow – Asociación Internacional de Liderazgo
- |Presidente de Honor de EMPREAN: Asociación de Emprendedores y Empresarios Andaluces |
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